En esta ocasión les traigo un tema muy discutido el cual se
ha vuelto base de muchas preguntas filosóficas inclusive. Se trata de la
felicidad. “¿Qué es? ¿Con qué se come eso? ¿Todo el mundo puede ser feliz?
¿Merezco ser feliz?” Éstas son algunas de las tantas interrogantes que vienen a
nuestra mente cuando alguien saca a colación este océano de posibilidades
llamado “Felicidad”.
Muchos son los que han abordado este tema desde infinidad de
ángulos, sin embargo la único “constante” es que la felicidad no es un destino
sino “és” el recorrido en sí. Pero ¿Será eso cierto? Algunas personas dirían
que su felicidad está determinada por ciertas circunstancias como por ejemplo
alcanzar cierta posición social o económica. Para otros la felicidad puede ser
tener una familia, muchas mujeres hoy en día dirían que su felicidad estaría
completa una vez que sean madres. Algunos prefieren la consecución de metas
como lograr una carrera profesional. Sin embargo ¿realmente dependemos de
factores externos para poder ser felices? Como tener una carrera, unos hijos,
una casa con un perrito o cierta cantidad de dinero en el banco… De ser esto
cierto entonces… ¿Por qué tan pocos en nuestra sociedad logran la verdadera
felicidad teniendo todas las cosas mencionadas anteriormente?
Creo que parte de la respuesta reside en que no todos
tenemos el mismo concepto de felicidad, para los amantes de los retos y las
experiencias nuevas, la felicidad es la superación de metas como escalar el
Monte Everest o hacer el tour de Francia. ¿Significa esto que para las amas de
casa cuya felicidad es engendrar una semillita de vida dentro de sí misma, que
su felicidad es de menor categoría? Estoy segura de que la respuesta es “No”.
Creo que todo radica en no todos tenemos el mismo concepto de felicidad, solo
coincidimos en que es el camino más no el destino alcanzado. Porque la
felicidad es única para cada persona, no posee reglas, ni necesita de ningún
ingrediente especial para ser lograda y ¡sí! Hablo de felicidad como un logro
personal, como una hazaña, porque para mí en lo personal ser feliz es una
decisión y de ahí en adelante es disfrutar cada momento como parte del
recorrido, de ahí en adelante es enfrentar la vida desde una postura diferente,
buscando ver lo mejor en todos lados, obviando lo malo y escogiendo cada día
solo las cosas que queremos.
Un orador internacional predica que “sí se puede ser feliz a
pesar de las circunstancias”.
Porque tú decides ser feliz o no.